domingo, 31 de enero de 2010

La Vida es Infinita


Los Seres de Luz que ocupan la base de la expresión energética piramidal, son aquellos seres evolucionados, que por propia decisión, encarnaron para cumplir con el servicio de instructores de la porción de humanidad que se les acerque...¡como es mi humilde caso personal!

Nuestro trabajo es agitar con maestría, las conciencias aquietadas de todos aquellos humanos obnubilados y ofuscados de estos tiempos.

Soy un entrenador que ha ido preparando un Camino de Luz para muchas personas, hombres y mujeres que han creído en mis palabras, en mis manifestaciones y que me aman...

No por esta razón tenemos supremacía sobre nadie, es la Luz de la Evolución que llevamos dentro, la que nos permite ocupar ciertos lugares, en pos del servicio amoroso, en alguna sociedad... pero de todos modos somos Seres pertenecientes a un Estamento Espiritual aunque todavía nos falte mucho para llegar a la cúspide piramidal, donde se hallan los Grandes Maestros... y a medida que se avanza las responsabilidades son cada vez mayores...

De acuerdo con lo que Ellos me han informado sobre mis registros akásicos, mi espíritu cuenta ya con aproximadamanete 6.200 encarnaciones en diferentes planetas y épocas...¡aún sigo siendo un bebé como cuando Dios-Padre me creó! con la diferencia que he acumulado muchísima Fuerza de Luz, que no quiero perder y por eso sigo caminando, es decir ¡evolucionando!...

Dentro de las vidas más sobresalientes encarné a Duare en el planeta Alción, fui Casis en el planeta Asis... en la Tierra, en el Continente Atlante, fui Barnau muy vinculado al gran filósofo y taumaturgo Antulio (más tarde te contaré su relevancia)... después del hundimiento de las islas atlantes las aguas y las tierras, movilizadas por las presiones de las placas tectónicas, se reacomodaron, dibujando los perfiles continentales que nosotros conocemos, de este modo, junto al gran profeta y guía del pueblo hebreo Moisés y tras su fiel discípulo Esen, estuve allí, llamándome Ernon...

Mi nivel evolutivo lo alcancé en Palestina, haciendo todo lo que hice como José de Arimatea, en primer lugar por la dulce María, luego por el Maestro Jesús y nuevamente por María, su Madre, caminando los polvorientos senderos, llevando el mensaje de amor y siendo terapeuta-esenio-caminante, sanando a todo aquel enfermo que hallara, ya sea de cuerpo o del espíritu... más luego, me enriquecí en el Monte Potala siendo un Lama tibetano [de nombre Lobsang Sing]... para en la actualidad tomar la materia de Leovegildo José Lago.

¿Te das cuenta querido lector, que la Vida es muy, muy larga... simplemente infinita?...